“Me gozo en las obras de tus manos”

Salmo 91, 5.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Via Matris



Via Matris
(La Santísima Virgen vuelve desde el Sepulcro a su casa, Via Crucis Desandado)
por L.C. Flores Mateos, S.J.



Dedicatoria a María
Déjanos seguir contigo
desde el sepulcro al cenáculo
el camino doloroso
de tu soledad y llanto.
Desahoga, Madre nuestra
tu corazón angustiado
rosa de siete puñales
por nuestros siete pecados.
Repite el diálogo interno
con tu hijo bienamado,
muerto a los ojos del mundo
y, para ti, descansando.
De tu voz aprenderemos
la fe, la esperanza, el cántico
triunfal de amor renacido
tras las tinieblas del sábado.


XIV Estación Jesús fue puesto en el Sepulcro
Detrás de la losa,
queda tu corazón destrozado
semilla de amor eterno,
dormido y siempre velando.
Cómo me duele dejarte.
Te quisiera en mi regazo
y estar contigo en tu sueño,
que mi ansiedad hace largo.
Sé que pronto te veré
glorioso resucitado,
y mi fe es el arco iris
en la lluvia de mi llanto.
Para aquellos, Hijo Mío,
que el dolor embarcaron,
tu sepulcro se al estrella
que los lleve a puerto salvos.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...




XIII Donde Jesús fue bajado de la cruz
Aquí estuviste, Hijo mío,
como la flor de su tallo.
Flor deshojada, sangrienta
en el dolor de mis brazos.
Aquí cubrieron de mirra
-¡ay, recuerdo de los Magos!-,
la púrpura de tus llagas,
llagas que en mí se han quedado.
Fina sábana de nieve
veló tu cuerpo adorado,
y tu faz, mi sol, mi espejo
se ocultó tras un sudario.
Benditos los que adivinan,
tras la llaga del hermano,
tu divino rostro vivo
que espera amor y cuidado.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...



XII EstaciónMi Jesús murió en la Cruz
Aquí, la Cruz... Aquí el grito:
- "¡Todo está consumado...!"
la tiniebla, el terremoto
y la lanza perforando
tu corazón y mi pecho
con el mismo hierro insano.
Aquí me entregaste al hombre
- verdugo por el pecado -,
como hijo pequeñito
nacido de sangre y llanto,
Hijo tan distinto a ti,
pero, en mi carne, tu hermano.
Que las penas de su cruz
- ¡hay tantos hombres ingratos !-
no olviden que soy su Madre
y que mucho me costaron.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


XI Estación Mi recuerdo de los clavos
Sobre la roca tendieron
la cruz para desclavarlo.
Yo les rogaba: -¡ Por Dios,
no le lastimen las manos!... 
Y estaban duras y frías,
ellas que hicieron milagros
y, tantas veces, filiales,
con amor me acariciaron.
Manos de mi Dios, heridas
y, como sus pies, de mármol.
Manos y pies de mi Niño,
por obediencia entregados.
Que si dejaron la cruz
es por ir apresurados
a quitarte, pecador,
de tus miserias los clavos.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...




X Estación Cuando desnudaron a Jesús
Sobre esta Piedra, a los dados,
la militar compañía
se jugó la blanca túnica
por mis desvelos tejida.
Del lino de mis amores
virginales parecía,
pero quedó con su sangre
lumbre de azotes, teñida.
Lo vi desnudo, inocente,
mientras la plebe reía.
Total entrega de Dios
por su criatura caída.
¡Ay, si el pecado del mundo
despojado, en carne viva,
penitente se cubriera
con la vergüenza divina...!
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


IX Estación Cuando vi caer a Jesús por tercera vez.
Dejadme besar la tierra,
porque, al llegar al Calvario,
también besó mi Niño
tercera vez derribado.
¡Era tan dura la carga
y tan cruel el populacho!
Era llevar en los hombros
lo más terrible: el pecado.
Y cayó, cayó de bruces...
Yo vi sus divinos labios,
en un beso doloroso,
de polvo y sangre manchados.
Polvo del hombre, miseria
y sangre de Dios, juntando
en ósculo de perdón
el cielo y el mundo ingrato.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


VIII Estación Cuando Jesús consoló a las mujeres
Y se fueron las mujeres
que por mi Jesús lloraron.
Las calles huelen a miedo
bajo el cielo encapotado.
Si en el leño verde el fuego
del furor rompió en estragos,
¿qué será en el leño seco
por la plaga del pecado?
¿Mujeres que lloren? ¡No!
Faltan en el mundo llantos
viriles que reconozcan
las voces que claudicaron.
¡Hombres del mundo, llorad
mientras dura el Viernes santo,
porque sintáis el consuelo
de Cristo resucitado!
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.


VII EstaciónDonde Jesús cayó por segunda vez
El crepúsculo se apaga
y, en la callejuela angosta,
como en conciencia culpable,
se han dad cita las sombras.
Aquí tropezó Jesús
- ¡ las almas son tan tortuosas ! -
y, segunda vez, la tierra
probó el sabor de las rosas.
Que el Amor es insistente
cuando en verdad se enamora
y dos veces, traicionado
una y otra vez perdona.
Por alzar a los caídos,
Jesús probó la derrota
y a mí me nombró refugio
de los que, caídos, lloran.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


VI EstaciónCuando una mujer piadosa enjugó el rostro de Jesús
En esta tarde de llanto,
en mi soledad mas sola,
es una luz de esperanza
recordar a la Verónica.
El rostro que fue mi espejo,
mi sol, se ocultaba en sombras
de sangre, sudor , salivas,
polvo y divina congoja.
Una mujer, como yo,
valiente rompió la tropa
y enjugó la faz amada
con la nieve de su toca.
Pintado en sangre quedó
el rostro que me enamora
y, pintado en mis pupilas,
el llanto no me lo borra.
Hacia cualquiera que miro,
la semejanza me asombra:
todos los rostros del mundo
se le parecen ahora.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


V Estación Mi gratitud al Cirineo
A Simón el Cirineo
detuvieron los soldados.
Sudor y polvo traía
como ofrenda de los campos.
Mi Jesús era gavilla
redentora de cansancio,
y del peso de su cruz
tuvo a bien participarnos.
Simón recibió el madero,
primeramente con asco.
Poquito a poco, el camino
le floreció de entusiasmo.
Porque ir junto a mi Hijo
en el sufrimiento humano,
es hallar al fin la gloria,
es a Él y a mí encontrarnos.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


IV Estación Cuando me encontré con Él
Era difícil seguir
de cerca a Jesús atado.
Unidos al dolor,
lejos en el cuerpo estábamos.
Pero mi amor maternal
se atrevió entre el populacho
y pude mirar..., mirarme
en los ojos de mi amado.
Vivo aún de esa mirada,
que retuvo el viril llanto
por no doblar la agonía
deshojada en mi regazo.
Mirada firme de amor,
que sellara el holocausto
de nuestros dos corazones
por ti, que estás escuchando.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


III Estación Cuando mi Jesús cayó por primera vez
¡Mirad si queda en el suelo
alguna gota de sangre!
La recogerá la copa
de mis besos maternales.
Porque , al salir del Pretorio
alguien se atrevió a empujarle
y cayó, Varón de burlas,
absolviendo a los culpables.
¡Mirad si quedó en el suelo
alguna gota de sangre!
¡Estaba tan malherido...!
¡El madero era tan grande...!
¡que nadie ponga tropiezos
a quien su miseria cargue
por este mundo de cruces
dolorosas y ambulantes!
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...

II Estación Cuando Jesús recibió la Cruz
Sobre sus hombros pusieron
el leño de la victoria.
Él, carpintero, sabía
de maderas olorosas.
Y la levantó triunfante,
como levanta a su esposa
el amante enamorado
en la noche de sus bodas.
¡Aborrecerla o amarla?
En esta vía dolorosa,
la cruz se clavó por siempre
en mi corazón, muy honda.
Cruz de Jesús y del hombre,
divina cruz redentora,
ligero yugo amoroso,
¡puente que lleva a la Gloria!
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


I Estación Cuando condenaron a muerte a Jesús
Anda suelto en la ciudad
un silencioso homicida.
Mi hijo pagó el rescate
con su corona de espinas
y, por que nada faltara,
ofreció vida por vida.
Pilato quiso lavar
con agua su cobardía
y su nombre, para siempre,
se quedará como estigma
de quien, por temor al mundo,
al mismo Dios crucifica.
Ahora, frente al Pretorio,
la plaza duerme vacía.
Un agrio remordimiento
en las conciencias vigila.- 
¡Resucitará?
...Preguntan.
Sólo yo sufro tranquila.
Sólo yo... Mis compañeras,
las dulces, fieles Marías,
quieren llevar al sepulcro,
el domingo, aceite y mirra.
Yo seré, en el mundo a oscuras,
la sola luz encendida.
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, María ...


Último Deseo
Déjanos seguir contigo
por el Vía Crucis, Señora,
de nuestra vida doliente,
sin tu amor más angustiosa.
Podemos ser los Pilatos;
los Cirineos, las Verónicas,
los ladrones, los soldados,
los fariseos, las llorosas
mujeres, el populacho
voluble como las olas;
podremos ser Judas, 
Pedro...Tú sabes bien nuestra historia.
Mas, eres dulce refugio,
Madre de Misericordia.
Déjanos seguir contigo
fieles hoy y hasta la hora
sorpresiva de la muerte.
¡Amén Madre Dolorosa!
¡Amén por esa alegría
que ya te anuncia la aurora!
Madre llena de dolores,
acuérdate que en la Cruz
te nombró Jesús
Madre de los pecadores.
Dios te salve, Reina y
madre de misericordia...